¿Qué enseñan los maestros de danza? Segunda parte
El ballet clásico es un estilo dancístico que ha desarrollado sus características particulares durante siglos. Al inicio se desarrolló y se creó un vocabulario codificado que todavía se usa.
El entrenamiento en el ballet clásico tiene como objetivo desarrollar las habilidades técnicas del estudiante. Actualmente, las clases de técnica de ballet clásico se siguen impartiendo con un estilo conservador, centrado en la transmisión de los pasos codificados, en la memorización de los mismos y en las correcciones meticulosas, además, a diferencia de los siglos anteriores en que la técnica del ballet estaba ligada directamente con la coreografía, en la actualidad los coreógrafos proponen movimientos que los bailarines no estudian en sus clases, por lo que los estudiantes de ballet asimilan una técnica divorciada de la forma artística.
El entrenamiento del ballet está atrasado porque no ha sido modificado y la clase se ha alejado de la evolución coreográfica. La forma en la que se educa a los bailarines impacta en sus habilidades personales y profesionales. Esta situación ha llevado a que en el ballet la técnica se ha convertido en un fin en sí misma, en un ejercicio mecánico que se ha centrado en ejecutar trucos (múltiples pirouettes, equilibrios eternos, flexibilidad y elasticidad extremas), sin buscar las calidades artísticas que la distinguen de los deportes.
Además, la pedagogía del ballet sigue un modelo militar porque está basada en una relación de disciplina y poder, en ella se valora la obediencia del estudiante sobre la comunicación. Al estudiante se le dice qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo, se aprende haciendo y repitiendo. El estudiante se vuelve totalmente dependiente del ideal del profesor, un ideal externo sin referencias internas. La enseñanza del ballet se basa en la imitación, que es una referencia exterior para el estudiante, no se busca que tenga referencias internas, ni una retroalimentación personal lo cual impide que el estudiante desarrolle confianza en sí mismo y en su movimiento, lo que abre una brecha entre los aprendizajes técnicos y los artísticos.
Lo ideal sería producir bailarines que piensen más allá de la ejecución, existen muchas más habilidades que pueden ser enseñadas dentro de la clase de técnica, como, por ejemplo, la presencia, la concentración, el sentido de la ejecución, la habilidad de expresar un gran rango de sentimientos y la interpretación individual, para poder responder a las creaciones coreográficas actuales.
Durante los últimos años las investigaciones llevadas a cabo dentro de la medicina y ciencias del deporte, han llevado a un conocimiento sobre el funcionamiento anatómico y kinesiológico del cuerpo que han afectado la práctica del ballet, porque ha mejorado la técnica que se enseña en clase al prevenir lesiones y ha ayudado a que el virtuosismo técnico cada vez más exigente del bailarín pueda combinarse con un entrenamiento técnico seguro. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con la estética que los coreógrafos contemporáneos manifiestan en su trabajo.
Cuando un estudiante de ballet intenta poseer versatilidad asiste a muchos tipos de formación como, por ejemplo, la danza contemporánea, la danza jazz, la danza folclórica y otros tipos de danza, lo anterior aumenta tremendamente su carga de trabajo que de por si es grande. Es por lo anterior que la enseñanza del ballet debería seguir un modelo educativo más amplio que incluyera la interpretación, la composición y la apreciación.
Afortunadamente, existen profesores que se han preocupado por la situación actual del entrenamiento del ballet, que desde el siglo pasado ha seguido esta ruta. Comienzan a aparecer propuestas de la enseñanza del ballet ligadas a la enseñanza del mismo desde el punto de vista conceptual y artístico y no solamente a partir de la ejecución, a conceptos de las técnicas de la danza contemporánea aplicados a la enseñanza del ballet y a las prácticas somáticas de la enseñanza de la danza.
Finalizo citando a la profesora y autora de varios libros acerca de la enseñanza del ballet, Anna Paskevska: "La clase de ballet no tiene que ver con hacer arte, sino con hacer artistas".
Continuará.
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