El A B C del artista
Con frecuencia creemos en la idea de que el camino del arte implica transitar por el estudio escolarizado, donde cada año hay progreso mediante la constancia y disciplina del plan de estudios, para finalmente un día egresar y cumplir el sueño de convertirse en el consagrado Picasso, Baryshnikov, Goethe, Bach. Sin importar el arte al cual nos dediquemos es la semilla del reconocimiento lo que realmente se siembra en las instituciones educativas dedicadas a fomentar la cultura.
Sin embargo, poco se trabaja en cuidar y cultivar la fértil tierra que posee cada artista en su interior, motivando e incentivando el ejercicio técnico sin hacer de esto un dogma, encausar el temple para aprender a sublimar los diferentes estados internos derivados en emociones, pero sobre todas las cosas guiar al estudiante para que aprenda a habitar su propia materia ya que será a través de ella que mostrará su trabajo final.
Entiéndase pues, en el caso de los músicos, sus oídos, sus manos son los canales principales para la ejecución, las manos para el poeta y pintor; a pesar de esto no debemos dejarnos confundir el artista emplea todo su cuerpo para impregnarse de la vida y es así como la vida misma transcurre por todo su cuerpo, trastocando todo su ser, empero, esto no es privativo de los bailarines y actores, aunque si más evidente pues es gracias a la corporalidad que cada interpretación nace y es única como el ser humano que le representa.
Es por ello por lo que el A B C del artista en su camino formativo, más allá de la escuela deberá ser consumir la vida, no solo ser un observador fiel, deberá aspirar con todos sus sentidos cada momento de la existencia, esto sin duda se plasma en la obra de arte, en la ejecución.
Aprender de todas las manifestaciones del arte es una opción viable, si se es bailarín, escuchar música más allá de su tipo de danza, mirar pinturas no necesariamente donde haya bailarines en escena como los fascinantes cuadros de Degas, el artista se nutre de todas las manifestaciones del arte, pues esto aviva su mirada y con cada contemplación le sensibiliza, siempre y cuando tenga la capacidad de hacer a un lado la visión crítica y perfeccionista imperante en el ámbito académico.
Y lo no menos importante es siempre centrarse en su interior, centrarse en su propio proceso, acallar las voces externas que contaminan su mente con falsas promesas de perfección, mismas que le condicionan a creer que no se es suficiente, no es lo suficientemente prolijo, no tiene la suficiente sensibilidad para acomodar sus dedillos en el diapasón, no tiene las extensiones suficientes para lucir espectacular en escena, no tiene la suficiente sensibilidad para hilvanar palabras que toquen el corazón de todo aquel que lea sus poemas.
Por favor, no te hagas eso nunca, no alimentes la idea de una falsa perfección, pues no existe nada enteramente blanco, ni enteramente bueno, el arte es una emanación del ser, no es posible calificar un enojo con 5 o con 10, el artista no es un número, es un ser vivo, cuya manifestación puede y debe aprender a ser matizada, eso es producto del trabajo técnico propio de cada disciplina, pero no te quedes ahí pues se tiene el riesgo de mostrar mas la forma y no el fondo.
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