Nada es estático, todo está en movimiento

05.10.2022

Alguien dijo una vez, todo en el universo se encuentra condicionado por el movimiento, nada queda exento, aun cuando se piense que carece de movilidad, la ciencia ha demostrado que los objetos en estado inerte y sólido presentan movimiento en la composición de sus partículas, que, aunque estáticas a simple vista, internamente se encuentra en una ineluctable vibración, así pues, esto sucede en todo lo que existe en el universo; Rudolf Laban sentó las bases del movimiento escrito, gracias a su contribución existe la notación Laban, que entre otras cosas permite escribir el movimiento, puede semejarse a una partitura de música (con sus notables diferencias), posiblemente porque de todas las artes la danza es en sí misma tan efímera que sólo era almacenada en la memoria, vestigio de la conexión intima de quien la ejecuta y de quien la observa (en el caso de una puesta en escena y en el supuesto de que se haya aprendido el aprecio al arte).

Sin embargo, la danza es mucho más que movimiento técnico secuencialmente organizado capaz de ser escrito y trazado en un papel, la danza en sí misma permite desarrollar la inteligencia espacial, musical, lógico matemática, kinestésica y emocional si es bien llevada, además de trabajar aspectos propioceptivos, interoceptivos y exteroceptivos; danzar implica movilizar todo nuestro ser de manera holística, es decir cuerpo, mente y espíritu. Al considerar todos los aspectos que se suceden encontramos que el movimiento contenido dentro de nosotros y manifestado afuera es sanador en sí mismo y de acuerdo con la temática que da sentido al mismo, actualmente lo encontramos terapéutico.

Se sabe que las personas somatizamos conscientemente o no estados emocionales en el cuerpo, este fenómeno con frecuencia es visible en los artistas, bailarines, atletas, gimnastas, deportistas y personas extremadamente sensibles con canales de aprendizaje de tipo kinestésico, por ello se entiende al cuerpo como la manifestación de creencias mismas que derivan en estados emocionales con repercusiones en la salud. Autores como Louis Hay (escritora de libros de autoayuda) Bruce Lipton (genetista) Joe Dispenza (Bioquímico y quiropráctico) Joshep Murphy (escritor), María Fux (danzaterapeuta), etc. Sostienen que los pensamientos inciden en el cuerpo en forma de enfermedades, pero que el cuerpo es capaz de sanar con el movimiento debido a que las emociones de antaño con efectos poco favorables se albergan en alguna parte del cuerpo, haciéndolo enfermar como consecuencia de permanecer prolongadamente en estado latente.

El movimiento es crucial ya que no somos ajenos a él y este permea cada acto desde que comienza nuestra gestación con el impulso eléctrico, mismo que se mantiene al realizarse la sinapsis neuronal, esos impulsos vibran, llevan consigo el movimiento que comunica al cuerpo una acción que suele generar un impacto para quien ejecuta y en el entorno porque todo mantiene un equilibrio y el cuerpo es el mejor ejemplo a escala de lo que sucede en el macrocosmos, el cuerpo es un universo de infinitas posibilidades, parafraseando a Feldenkrais él decía "cambia la manera de moverte y cambiaras tu forma de pensar", y como Laban "la existencia está plagada de movimiento, todo cuanto existe es movimiento en acción". Por lo tanto, entendemos que podemos movilizar no solo el cuerpo físico, también el cuerpo mental, emocional y espiritual, de tal suerte que hemos de incidir en la existencia de cada partícula del ser.

Si has llegado hasta este punto de tu lectura, podrás entender el increíble valor del arte en la vida de cualquier persona y en el constructo social que este puede aportar. En el caso particular de la danza, cabe resaltar que en la sociedad contemporánea en que el culto al cuerpo está cobrando furor, la danza puede conducirnos a un perfecto balance con respecto de la dimensión de la materia orgánica que somos, porque la danza, como siempre señalo, bien conducida, propicia una reconciliación con el cuerpo propio y ajeno, de este modo se genera proximidad respetuosa, cuidado balanceado, movimiento asertivo, así como la penetración en estados sutiles de la consciencia, entendimiento del entorno y la relación con el mundo circundante.

Por esto, no debe sorprendernos porqué terapias basadas en el quehacer artístico, como lo es la arteterapia, toma fuerza cada día, ya que su valor agregado permite el óptimo desarrollo de los individuos y no sólo como una actividad propia del divertimento o de un buen momento para pasarlo bien.

La danza es capaz de movilizar las energías internas de cada persona, tiene una capacidad catártica, ofrece una gama infinita para el autoconocimiento, y con esto no quiero caer en la romántica idea de que "bailar es vida" porque en parte si lo es, pero, en contraparte es una idea que no puede seguir reproduciéndose, sin tener en consideración que la danza, así como el arte en general, trabaja principalmente con una sustancia interna siempre cambiante, incongruente, contradictoria, con un sinfín de matices en los que participan aspectos duales; y parte del problema de las sociedades modernas es la necesidad de negar y no enfrentar las dificultades de la vida, porque se vive en la era de encendido y apagado, solo se necesita hacer un clic, presionar un botón y obtener todo sin comprender el proceso de construcción.

En la era de la inmediatez el arte no responde de la misma forma, ya que el arte, así como la danza requieren del proceso de creación, y dentro de este se atraviesan infinidad de aspectos, básicamente el movimiento interno que conlleva la creación de una obra de arte, no condice con la forma de vida actual, es por ello que si comprendemos no solo el valor del arte mismo si no del movimiento podemos entender que la vida es un proceso a realizar, de instante en instante, de momento en momento y que todo proceso requiere tiempo y el tiempo espera y la espera una recompensa que no llegará si primero no atesoramos el valor del movimiento y su implicación en nuestra existencia.


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