Resistencia o resiliencia
Crítica o apreciación: Resistencia o resiliencia
Nota: El siguiente texto no pretende ofender ni despreciar el trabajo de los críticos de arte, estoy buscando hacer una observación sobre el uso de la "palabra" crítica o apreciación como concepto: perspectivas desde las cuales se puede recibir o rechazar el mensaje de una obra artística.
Resistencia y resiliencia son dos maneras de afrontar las situaciones complejas con las que nos enfrentamos -encontramos- día a día. El primer concepto nos remite a la fuerza, piedra luchando con piedra; empujar muros; materiales rígidos. Cuerpos musculosos que rompen obstáculos. El segundo concepto es líquido, se amolda a los lugares en que se encuentra; pasa entre rendijas como el aire; encuentra poros en las paredes. Flexible como la imaginación de un infante previa a la interacción con el miedo adulto.
La resistencia niega y la resiliencia acepta... ninguna se conforma: ambas buscan maneras de re-nombrar la realidad, desde sus distintas cualidades.
Si ponemos estos términos en nuestras gafas antes de encontrar -enfrentar- una obra artística podríamos decir: la crítica resiste.
Cuando nos acercamos a una obra y la resistimos desde la posición de crítica nuestra mirada es rígida -frígida y probablemente meramente técnica-. Nos aferramos a nuestros sistemas de creencias, a nuestros conceptos de belleza, a nuestros parámetros de aceptación y cerramos la posibilidad de conocer, reconocer y contemplar -cerramos la puerta sensible de la empatía y bloqueamos la capacidad de sentir de nuestras neuronas espejo-. ¿Qué sucedería si nos permitiéramos ablandar la mirada? Al mirar sin resistencia se abre un espacio que amplia: la apreciación, mirar más allá de la forma en que se expresa la idea, mirar la semilla que nació de una mirada artística. Toda creación nace de una pregunta que existió en el infinito antes de ser eco en el corazón humano -antes de volverse himno social. El humano -artista- recibe la pregunta en la piel cuando algo vibra en sí y responde desde su quehacer artístico, es en la escena -o el libro o la canción o el producto artístico- que se transmuta la filosofía del artista.
Cada oportunidad de apreciar arte es una oportunidad para crecer desde algún aspecto callado de nuestro inconsciente. Es una oportunidad de ahondar en aquello que no nos habíamos preguntado aún. La costumbre social es resistir -criticar- hemos de aprender a recibir, abrazar y apreciar - aprender a ser resilientes-.
Así en el arte como en la vida, podemos utilizar estos conceptos para aplicarlos en el ámbito del crecimiento personal. La crítica a uno mismo resiste, obstruye y apaga; la apreciación comprende, extiende e inicia. ¿Cuántas veces no nos permitimos crear -expresar o compartir- por una crítica interna? La crítica es una voz que impide, miedo previo al momento de creación: es un abismo en el que el artista ahoga su creatividad. Es tendencia humana mirar desde el juicio, tendencia natural que podemos sobrepasar utilizando conscientemente: sin crítica no existiría el cambio, ni el progreso, pero ¿desde qué lugar del corazón emerge la crítica que ofrecemos?
El poder de la apreciación es un abrazo cálido, es comprensión, es abrir la mirada para darle valor aquello que se percibe... Mirarte desde la apreciación es valorar tus trayectos, tus procesos y tus capacidades.
Al ser humanos, es decir, artistas podemos aprender usar estos conceptos como herramientas para la situaciones que se presenten: resistencia y resiliencia, crítica y apreciación en equilibrio. Lo que se rechaza y lo que se permite, lo que se lucha y lo que se acoge. En cada encuentro con el arte y en cada encuentro con el espejo es importante escuchar qué sentimiento activamos, observar si tenemos una tendencia hacia alguno de estos vértices y probar los extremos contrarios: si tiendo a resistir procurar la resiliencia, si soy en extremo flexible y no se delimitar entonces practicar la resistencia. Solo explorando ambos extremos podremos hallar los justos medios para nuestras necesidades -que por cierto, son móviles-.
La próxima vez que encuentres alguna pieza artística -o te mires a ti mismo a los ojos- proponte practicar el observar desde la resistencia y desde la resiliencia. ¿Cuál te hace sentir más vivo?
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