Ser para dejar ser
La base del amor es la aceptación, debemos dejar que el otro se exprese tal cual es, libre de sentirse juzgado y sin miedo a que lo encasillen o etiqueten antes de tiempo. El respeto es el mayor apoyo que puede recibir una persona. Cada uno tenemos nuestra forma de ver el mundo, y nadie tiene la verdad absoluta. Simplemente acumulamos aprendizaje mientras transitamos la vida, cada experiencia nos lleva a un grado de conocimiento mayor y más elevado de consciencia. A veces si vivimos en "modo automático", como se suele decir, estas experiencias no llegan a impactar tanto en nuestras vidas y no permiten que se interioricen para generar un cambio notable que nos ayude a acumular sabiduría, por esta razón es importante procurar mantenernos atentos y despiertos en cada acción que realizada en el día.
Estar presentes nos hará valorar los pequeños pero significativos detalles que pueden cambiar de forma positiva nuestras vidas, el simple hecho de agradecer todo lo que somos y poseemos es algo que normalmente no tenemos en consideración. Son muchas las acciones que realizamos a lo largo del día, pero si nos paramos a respirar y nos tomamos el tiempo adecuado para realizar cada acción con más atención, las decisiones que tomaremos serán mucho más responsables y mejores.
Cada acción provoca una consecuencia, causa-efecto; considero que nuestras acciones determinan nuestra vida y condicionan nuestro ser, también creo que tomamos decisiones a partir de nuestras emociones, de cómo nos sentimos en ese momento, por eso tener una relación sana y saludable con uno mismo hará que las decisiones que tomemos sean más coherentes y tengan un efecto más positivo, ya que lo haremos desde un lugar estable y seguro.
El hecho de cuidarnos y respetarnos a nosotros mismos nos aporta la confianza para darnos el valor que merecemos, y así los demás también hagan lo mismo con nosotros. Todo comienza en uno mismo, no podemos dar lo que no tenemos, pero para eso se necesita del autoconocimiento y trabajo interior.
Es importante darnos el permiso de equivocarnos, tropezar y cometer fallos, nadie es perfecto en este mundo material y de los errores siempre se aprende. La vida no se trata de ser perfecto, sino de ser feliz el mayor tiempo posible, la perfección es un concepto que solo puede existir en la mente.
Creo que no debemos tomarnos la vida tan seriamente, al final si conseguimos reírnos hasta de nosotros mismos, lograremos ser libres. Libres del que dirán, libres de hacer el ridículo, libres de los límites que nos impone la sociedad. Muchas veces acopiamos tantas ideas limitantes que dejamos de ser nosotros mismos para convertimos en clones unos de otros, sin esa esencia especial que nos hace ser auténticos e irrepetibles.
Debemos hacernos responsables de nuestra libertad y del amor que damos y, por lo tanto, recibimos. Darle permiso a que se exprese nuestro ser único que habita dentro de nosotros, que no se sienta cohibido, sino todo lo contrario, que tenga más fuerza de sentirse especial y que nadie pueda apagar la luz que brilla en su corazón, esa que enciende y nos incita a todos a superarnos, para ser la mejor versión de cada uno.
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